n pastor estadounidense, John Boore, principal líder de la iglesia Anchor Hill en Las Vegas, protagonizó un testimonio que ha emocionado a miles: tras meses de enfermedad grave, tuvo un sueño en el que Dios realizaba una cirugía en su cuerpo y amaneció curado.

Todo comenzó en julio de 2021, cuando Boore contrajo una variante severa de Covid-19. Inicialmente se sintió débil y presentó náuseas mientras estaba en la piscina con su hijo. El cuadro evolucionó en 40 días de fiebre alta y, posteriormente, llevó a una hospitalización por neumonía, deterioro cognitivo y caídas en los niveles de oxígeno.

Durante este extenso periodo de lucha, padeció intensas migrañas, fatiga y una sensación constante de malestar por la falta de oxígeno. Su familia y amigos relatan que la enfermedad llegó a borrar recuerdos compartidos, afectando su carácter y su sentido del humor.

Después de un año con solo una leve mejoría, en noviembre de 2022 el pastor volvió a enfermar al contraer otra variante del virus. “Las memorias que compartimos habían desaparecido de la mente de John, y su personalidad ya no era la misma. Ver los efectos sobre su esposa y sus hijos era desgarrador”, afirma el pastor y amigo de la familia, Matt Clayton.

En medio de la desesperación, Boore tuvo un sueño vívido en el que se veía en una sala de operaciones. En el sueño, un cirujano, que él identificó como la presencia de Dios, realizaba una intervención en su propio cuerpo.

Al despertar, Boore experimentó una recuperación repentina. Los síntomas que lo aquejaban durante meses desaparecieron, y pudo retomar sus actividades normales, compartiendo con su familia y comunidad lo que considera un milagro de sanidad directa de Dios.

Testigos y miembros de la congregación destacan este episodio como evidencia de que la fe sigue siendo relevante, y que Dios puede responder de maneras inesperadas y sobrenaturales. “Jesús sigue haciendo milagros!”, expresaron en redes sociales y en diferentes testimonios asociados al caso.

Estos acontecimientos desafían la lógica médica y resaltan la importancia de confiar, orar y esperar en el poder sanador de Cristo, aun cuando todo parece perdido porque para el Padre no hay nada imposible.